¿Alguna vez te has sentido invisible?
Yo sí.
Es como si te diesen un golpe a tu autoestima y quieres desaparecer bajo tierra para volverte más invisible aún.
Habiendo cambiado de país(es) desde pequeña, ser invisible era lo normal: la nueva en la clase, la que no hablaba el idioma, la que no tenía pandilla…
He vivido en sitios tan distintos como Brasil, Holanda, Taiwán y Australia, y cada vez tocaba empezar de cero, hacer un reset cultural y reprogramar mi software humano como el que resetea un ordenador: aprender un nuevo idioma, armarme de valor para acercarme a otros niños, perfeccionar mi acento… Era como reconstruir una nueva vida ladrillo a ladrillo y deshacerte de tus capas de invisibilidad.
Un día, en la guardería, una niña llamada Laure me dio una tarjeta: mi primera invitación a una fiesta de cumple en Francia. Por la noche, me quedé dormida con la tarjeta de Minnie Mouse bajo la almohada y ese día marcó el fin de mi invisibilidad.
Sentirse invisible es parte de la vida, ya sea si empiezas un nuevo trabajo, te mudas a otro país o decides emprender un nuevo camino.
Y es genial: significa que te estás creciendo, tomando riesgos y abandonando tu zona de confort. En tu casa ya te conocen todos.
Ser invisible también es parte de escribir y ser creador. Los comienzos son duros y nadie te prepara. Ningún libro, ningún manual, nada. No importa lo bueno que seas. Cuando empiezas, eres el novato, el que se queda sin fiesta de cumple porque nadie se fija en ti.
Y depende de ti.
Depende de ti aparecer y hacer un esfuerzo.
Depende de ti acercarte a las desconocidos y contar tu historia.
Depende de ti apoyar a los demás incluso si no recibes nada a cambio.
Depende de ti ponerte tu mejor gala y apretar al botón de publicar todos los días.
Cuando empecé en LinkedIn, estuve hablando semanas con la pared.
Cuando lancé mi Substack, era la única que le daba un like a mis Notes.
Hace dos semanas, publiqué esta newsletter, y muchas veces hablo conmigo misma en el chat - y me contesto.
Ser invisible es normal y te lo tienes que tomar con un poco de humor y filosofia. Me costó 1 año ganar impulso en Substack y meses para que la gente notara mis Notes y comentara.
Hoy, tengo miles de followers y suscriptores y muchos de mis artículos y mis posts tienen éxito, pero primero tuve que pasar por el aro invisible.
El mundo creativo es como la vida real.
Necesitas crear conexiones, subirte al escenario y sí, hablar con la pared, día sí y día también.
Y cuando menos te lo esperas, un desconocido te pone un comentario, alguien deja caer un corazón, y te das cuenta de que no estás solo y hay alguien del otro lado que te está viendo.
Si sientes que nadie te ve y estás hablando solo, probablemente lo estés. Y no pasa. Toca seguir adelante, aceptar tu invisibilidad y eliminar las capas una a una con la cabeza bien alta y una buena sonrisa.
El día menos esperado, recibes una invitación para tu primera fiesta de cumple y te das cuenta que todo el esfuerzo ha valido la pena.
Limones y Limonada 🍋
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No puedo estar más de acuerdo… la diferencia la marcan los que pese al miedo de ser invisible, se lanzan y trabajan por romper la invisibilidad!
Abrazo 😍
La invisibilidad durante tiempo indefinido es el peaje que hay que pagar para tener algo de éxito en cualquier cosa que crees.