¿Sientes que vas a mil por hora?
¿Estás haciendo cien cosas, viviendo el día de la marmota una y otra vez con el contador a cero?
Ese fue el resumen de mi año en 2023: mucho ruído y pocas nueces.
El año de la marmota.
¿Caos? Tal vez.
¿Confusión? Sin duda.
De cara a la galería, proyectaba una imagen de solopreneur de portada: 2 libros en Amazon, un contrato con una editorial para mi biografía, más de 200 artículos en Medium, una audiencia digital en crecimiento y charlas como conferenciante.
Ojo, que me lo estaba pasando pipa y no me arrepiento de nada, pero en el fondo me faltaba algo: claridad.
Como buena multi-apasionada me asfixiaba la idea de escoger un nicho. Ser polígamo (digital) mola más. Por eso seguía dando tumbos en direcciones diferentes - incluso opuestas.
Estaba metida en todos los saraos: LinkedIn, Medium, Twitter, un poco de Meta y lancé esta newsletter en Substack.
Mis resultados no eran malos, pero el retorno de inversión estaba de año sabático. Tenía que haber una forma mejor de hacer las cosas…
Una mañana, mientras me preparaba en modo marmota, lo vi claro:
Si quieres ser estratégico, necesitas una estrategia.
Suena ridículo de lo obvio que es, pero había estado tan ocupada con mis 9 sartenes que no me había dado cuenta de que no tenía lo más básico de un negocio: una estrategia.
Y como siempre digo por ahí, si tratas a algo como un hobby, no esperes los resultados de un negocio.
Seguía adelante con la quinta marcha, corriendo maratones en el teclado. La ironía del asunto es que llevaba 15 años de mochila corporativa a mis espaldas predicando estrategia a diestro y siniestro. En Apple, todo giraba en torno a una estrategia: el lanzamiento de un producto, la apertura de una nueva tienda, una campaña de ventas.
La pregunta del millón ¿por qué demonios no tenía una estrategia para mi propio negocio?
En casa del herrero, cuchillo de palo.
Es curioso lo fácil que es ver el fallo en el trabajo ajeno y lo ciegos y delusos que estamos delante del espejo. El ángulo muerto.
Cogí una servilleta de papel y anoté todo lo que me mantenía ocupada: artículos, libros, cursos, newsletters, mi web…
La lista era demasiado larga para la pobre servilleta. Cogí una segunda y escribí ESTRATEGIA en mayúsculas.
Pensé en mi negocio Frankenstein y empecé a desmenuzarlo, pieza a pieza sacando las desagradables espinas que me tenían atragantada. Para mi sorpresa, este ejercicio reveló que me estaba complicando la vida. Las servilletas no mienten.
En realidad, mi negocio era sencillo, pero necesitaba las preguntas adecuadas para poder ver la luz:
¿Quién es tu cliente ideal y dónde está?
¿Cómo puedes ayudarle?
¿Qué tienes que hacer para que te elijan a ti?
Me arremangué y seguí puliendo piedra hasta llegar a la esencia.
Lo primero que quedó claro es que tenía que separar mi negocio en 2 pilares:
B2C: escritura y coaching para individuos
B2B: conferencias para empresas
A partir de ahí, una respuesta empezó a destapar la siguiente, como las muñequitas rusas ésas medio caníbales que se comen la una a la otra.
Escritura y Coaching
Mi visión: Ayudo a escritores y creadores a construir un ecosistema digital para convertir su pasión por escribir y hablar en un negocio y un estilo de vida.
Están en redes sociales, pero mi plataforma preferida es Substack por su audiencia nativa y sus herramientas para crecimiento orgánico.
Hago crecer mi comunidad a través de contenido que genera conexión, credibilidad y aporta valor:
Conexión: actualizaciones personales, aficiones, estilo de vida, humor.
Credibilidad: contenido en acción, resultados (buenos y malos), experiencia de primera mano, reseñas de clientes, colaboraciones…
Valor: consejos para crecimiento de audiencia y monetización - marcos, guías, consejos, tutoriales…
Estructura del embudo:
Notes y Lives para dar visibilidad
Newsletters, comentarios, mensajes directos y chat para conectar
Una oferta clara:
Servicios (Talleres en Substack)
Productos (ebooks y activos digitales en Amazon y Gumroad)
Comunidad (Chat y Mastermind)
Personalización (Coaching 1:1)
Public Speaking
Mi visión: Ayudo a empresas a desarrollar a sus equipos con programas de formación, ponencias y talleres sobre liderazgo de alto rendimiento.
Mis clientes son líderes de RRHH, que están mayoritariamente en LinkedIn.
Los atraigo contenido que refleja mi experiencia y construye mi autoridad y credibilidad:
Experiencia: posts sobre mi experiencia corporativa y como ponente.
Credibilidad: fotos en acción, testimonios de clientes, resúmenes de sesiones.
Autoridad: participación en conferencias, eventos, entrevistas, podcasts.
Estructura del embudo:
LinkedIn para dar visibilidad
Mensajes directos, referencias y comentarios para enganchar
Sitio web e email para la conversión
Una oferta de talleres, ponencias y Masterclasses de liderazgo
El objetivo es ser relevante.
Mi estrategia no es perfecta y siempre está en el horno a fuego lento, pero hoy en día soy 10 veces más efectiva y estoy más enfocada.
Este ejercicio me abrió los ojos: no necesito 6 plataformas y el objetivo no es ni ser viral ni tener una audiencia enorme, sino hacerme relevante y útil para un grupo al que realmente puedo impactar.
En lugar de dispersarme mentalmente, cancelé el ruido y hoy me centro en 2 plataformas:
LinkedIn para public speaking.
Substack para escritura y coaching.
Punto final.
Mi estrategia de public speaking me pone delante una audiencia pequeña pero específica y me permite dar charlas para multinacionales.
Mi estrategia de escritura/coaching me permite hacer crecer mi comunidad de forma orgánica y a partir de ahí vender mis activos digitales y servicios de coaching.
Esto se aplica tanto a mi Substack en inglés, The Lemon Tree Mindset como al español, El Limonero, y juntos generan más de 20 mil dólares al año en suscripciones premium.
A veces, menos es más.
Limones & Limonada 🍋
Aquí te dejo otros recursos para crear tu estrategia digital:
📝 Cómo una oferta revolucionó mi negocio
🎬 Secretos para llegar a Substack Bestseller
🎓 Hazte Miembro Fundador para una sesión personalizada de estrategia.
Qué bueno. A mí también me costó aceptar que estar ocupada no era lo mismo que avanzar. Si todo es importante nada lo es. Es así. Centrar el tiro, tener la mente enfocada al objetivo y simplificar fue lo que me sirvió a mí para empezar.